Por Sergio Rodríguez Blanco
Venecia. -Luis Felipe Ortega sale del pabellón mexicano y camina unos metros al aire libre hasta detenerse en una reja cerrada que marca el fin del Arsenale, uno de los espacios oficiales de la Bienal de Venecia. Del otro lado hay una lengua de tierra y vegetación. Ortega señala al horizonte: “Desde aquí hasta la laguna, y hasta esa otra parte donde está la grúa, es una zona militar”. Curada por Karla Jasso y ejecutada por Ortega y Tania Candiani, la pieza es una pared de lámina que, por su aspecto industrial, recuerda a las obras minimalistas de Richard Serra. Pero, también es un de drenaje monumental que lleva por nombre Possessing nature, traído fragmento a fragmento desde México.
Por Sara Barragán del Rey
Más que vanguardista el músico y compositor prefiere calificar su música como “inclusiva”
Con los ojos cerrados, Felipe Pérez Santiago improvisa en su estudio de la Ciudad de México en una de sus muchas guitarras. Primero toma su theremín de Rusia y luego su dulzimer de Hungría. Tiene instrumentos traídos de lugares remotos. Así se presenta, con banda sonora en directo. La música es su principal forma de comunicación.
Por Sergio Rodríguez Blanco
Los claustrofóbicos podrían explicar por qué este metro cuadrado de color titanio se siente más pequeño después de que se cierran las puertas mecánicas. Quizás es porque la cuarta pared
obliga a estrechar la distancia entre los cuerpos que viajan dentro del elevador. Estamos en un receptáculo mínimo, la única vía para llegar a la azotea desde un sótano lujosamente mortecino
de Chelsea. Roberto Saviano sonríe con los ojos, pero esquiva a lapsos la mirada bajo el gorro de lana negro que está ahí para cubrirle el cráneo sin cabello.
CARTAGENA DE INDIAS
Incluso para un autor realista, no hay mayor mito en Colombia que el de Macondo. En su busca, el escritor Óscar Collazos emprendió por casualidad un periplo cuando sólo era un lector más de Gabo, mucho antes de escribir García Márquez: la soledad y la gloria, el ensayo que lo llevó en 1983 a consolidarse como uno de los especialistas de consulta obligada para cualquiera que desee profundizar en la obra del Nobel.
CARTAGENA DE INDIAS
Desde que Gabriel García Márquez ingresó al hospital, muchas llamadas llegaron a Cartagena de Indias. Aquel 2 de abril soleado, Jaime García, su hermano menor, recorría los escenarios de García Márquez. La prensa lo buscaba con insistencia para saber la última noticia sobre el estado de salud de su hermano, pero ni las calles tranquilas, ni él mismo, imaginaban que sería la primera página del último capítulo del escritor.